Definición y
Concepto de Memoria
La memoria es una facultad que le
permite al ser humano retener y recordar hechos pasados.
La palabra también permite denominar al recuerdo que se
hace o al aviso que se da de algo que ya ha ocurrido, y a la exposición de
hechos, datos o motivos que se refieren a una cuestión determinada.
Por otra parte, la memoria es una disertación escrita
o un estudio sobre alguna materia. Otro de sus significados hace
referencia a la vinculación de gastos realizados en
una dependencia u operación comercial.
Una
memoria puede ser una obra que alguien desarrolla sobre un
papel para narrar vivencias personales o distintos detalles de su vida privada.
Incluso se utiliza el concepto como un saludo o recado cortés a un ausente,
ya sea por escrito o por medio de otra persona.
Respecto a la memoria humana,
puede decirse que es la función cerebral que se detecta por las conexiones sinápticas
entre las neuronas. Según su extensión temporal, suele hablarse de la memoria
a corto plazo (resultante de la simple excitación de la sinapsis a fin
de potenciarla o sensibilizarla de manera transitoria) y de la memoria
a largo plazo (un refuerzo de la sinapsis de carácter permanente que
se logra por la estimulación de genes determinados y por la síntesis de ciertas
proteínas).
A diferencia de la memoria de los animales, que suele actuar sobre la
base de sus necesidades presentes, la memoria del hombre posee la capacidad
de contemplar el pasado y planificar el futuro. De acuerdo a algunos científicos,
el hombre apenas
utiliza una diezmilésima parte (0,0001) del potencial de su cerebro a lo largo
de su vida.
En la psicología se le llama memoria emocional a
la capacidad de almacenar recuerdos a partir de determinadas emociones. Este
mecanismo funciona de forma unido a la memoria procedimental y la declarativa y
es el que nos permite etiquetar y conservar noción de determinados recuerdos
vinculados con las emociones. De tal modo que cuando relacionemos un hecho
actual con uno vinculado con nuestro pasado podamos conmovernos, reír o sentir
placeres similares. Esta memoria es la que nos permite recordar caras,
aromas, sabores y saber si nos gustan o no.
La memoria es un bien precioso pero sumamente expuesto a ser corrompido, tal es así que en la tercera edad
existe una decadencia en la capacidad cognoscitiva que afecta inevitablemente a
la memoria. Este problema no sería tan grave si no estuviera relacionado con
una alteración en el normal funcionamiento social y laboral del individuo, ya
que la memoria es fundamental para todos los aspectos de la vida cotidiana,
desde recordar dónde guardamos las medias hasta qué actividades debemos
realizar.
El deterioro de la memoria asociado
a la edad (DEMAE) es un trastorno que engloba las consecuencias de la pérdida
de memoria en la vejez y que se caracteriza por ser un estado clínico donde
disminuye la función mnésica sin una causa aparente. La pérdida de la memoria a
su vez, está relacionado con el desarrollo de enfermedades demenciales como
trastornos depresivos o Alzheimer.
Procesos de la
Memoria
Para hablar de los
procesos básicos en la memoria a largo plazo, antes debemos distinguir entre
dos tipos diferentes de memoria, episódica y semántica, dado que cada uno
implica, a su vez, procesos distintos.
La memoria
episódica maneja las huellas de memoria compuestas por información
central y los elementos contextuales que la acompañan. Y representa las
propiedades o atributos perceptivos de los estímulos, con un referente
autobiográfico, esto es, la huella de memoria está fechada temporalmente y
localizada especialmente respecto al propio sujeto y a otros sucesos.
Es un registro más o menos fiel de las experiencias de una persona, nuestros
“recuerdos”.
La memoria semántica trabaja con
información conceptual que tiene referencias cognitivas sobre hechos o sucesos
genéricos y sobre conocimiento general. Por definición, la información
semántica es acontextual o no autobiográfica. Son nuestros “conocimientos”.
Aquí nos referiremos principalmente a
la memoria episódica puesto que es este tipo de memoria en la que se
enmarcarían las declaraciones de los testigos. En este marco, podemos
distinguir tres procesos básicos: codificación, retención y recuperación.
Codificación
Los procesos de
codificación implican la formación de una huella de memoria. Cada huella es
específica y está influida por otra información almacenada en la memoria y
relacionada autobiográfica y/o espacio-temporalmente con el episodio que es
objeto de codificación, y por conceptos relacionados de la memoria semántica
(figura 19). Ambas afectan a su interpretación. De modo que no se almacena la
información tal cual la percibimos, sino que siempre es objeto de un proceso
de selección de la información relevante, después de una interpretación que
la dota de significado y por último de suintegración en las
estructuras previamente existentes.
La codificación hace a cada huella de
memoria circunstancial y específica, de forma que pueden existir tantas como
codificaciones diferentes se realicen. Esta especificidad viene determinada
por la información contextual. Tulving y Thomson (1973) plantean el Principio
de Codificación Específica para explicar este aspecto. Según este
principio “las operaciones específicas de codificación realizadas sobre lo que
se percibe determinan lo que se almacena, y lo almacenado determina
qué indicios de recuperación son eficaces para acceder a lo que está
almacenado” (Tulving y Thomson, 1973, pág. 359)
Retención
El paso del tiempo
es uno de los elementos clave en la fase de retención: cuanto mayor es el
periodo de retención mayor será el deterioro de las huellas de memoria. Pero
más importante aun es qué ocurre con la información almacenada durante ese
tiempo. Así, el proceso más importante en la fase de retención es sin duda
alguna la recodificación, que se define como los procesos u
operaciones que tienen lugar después de la codificación de un suceso original y
que provocan cambios en las huellas de memoria (Tulving, 1983).
Durante
la re-codificación las propiedades funcionales de una huella de
memoria se modifican, debido a todo tipo de actividad mental. Las circunstancias
que provocan una mayor re-codificación son aquellas en las que se
repiten los mismos sucesos, o aquellas en las que se producen sucesos muy
similares.
El efecto de la
repetición puede provocar la confusión entre los diversos sucesos o bien una mayor
accesibilidad a las huellas originales, dependiendo de las características de
los hechos interpolados entre la codificación y la recuperación, y de las
particularidades de la propia codificación.
La presentación
múltiple de un mismo ítem en contextos diferentes dará lugar a la difusión de
los elementos de la huella ya que se encontrarán en diferentes
representaciones. Cuando lo que se repite es el contexto de presentación,
entonces unos mismos indicios contextuales pueden servir para acceder a más de
una huella, produciéndose un solapamiento.
La entrada de
información no relacionada producirá un efecto de integración de la información
si la nueva información se asimila a las representaciones existentes. Aunque
incluso sin integración, la nueva información todavía puede interferir en la
accesibilidad de la almacenada previamente.
Recuperación
La recuperación de
la información previamente almacenada no siempre es fácil, ya que deben darse
unas determinadas condiciones para que ésta se pueda producir. En primer lugar,
el sistema cognitivo debe estar predispuesto para la recuperación. En
segundo lugar, debe presentarse un indicio de recuperación adecuado, es decir,
la clave que facilita encontrar la información almacenada (como la referencia
de un libro en la biblioteca, sin la referencia no hay libro). Así, entre otros
factores, la recuperación depende de lo completa que sea la re-instauración de
la situación de codificación en el momento de la recuperación. Sin los indicios
adecuados que se utilizaron en la codificación y que servirán como “pistas”
para localizarla, la información queda inaccesible.
En este sentido, la
recuperación dependerá de las distintas tareas de memoria, pudiendo
distinguirse entre tareas explícitas o deliberadas (reconocimiento,
recuerdo libre y recuerdo con indicios) que implican la recuperación consciente
de la información; y tareas implícitas o no-deliberadas,
que no requieren la recuperación consciente.
Las tareas
explícitas se diferencian entre sí por el tipo de indicio que se proporciona al
sujeto para resolverla. En las tareas de reconocimiento se presenta como
indicios de recuperación una copia de los ítem codificados, en el
recuerdo libre no se proporcionan indicios, mientras que en el recuerdo con
indicios se facilitan los relacionados contextual y/o conceptual-mente con
la información original. Es decir, en las tareas de reconocimiento se vuelve a
presentar la información codificada anteriormente, por ejemplo volvemos a ver a
una persona que ya apareció la semana pasada y la reconocemos como la misma que
se presentó entonces. Cuanto más semejante sea su apariencia a la anterior, más
fácil será de reconocer, ya que si se hubiera cambiado el peinado la tarea se
verá dificultada. En el recuerdo lo que se vuelve a presentar es el contexto
donde vimos a esa persona y somos nosotros quien tomándolo como indicio de
recuperación debemos recordar a quién vimos allí entonces.
Procesos de
recuperación
Tulving distingue
entre dos procesos diferentes que intervendrían en distintas fases de la
recuperación: el proceso de euforia y el proceso de conversión.
En la memoria
episódica, la fase inicial corresponde al proceso de euforia, una actividad
constructiva y sinergística que combina la información
(episódica) de la huella y la información (semántica) del indicio. Lo que una
persona recuerda de un hecho depende directamente de la cantidad y calidad de
información eufórica relevante.
La segunda fase de
recuperación consiste en que la información se hace accesible a la conciencia
dando lugar a una experiencia de recuperación que puede ser
interna simplemente haciéndose consciente la información, o externa dando lugar
a una conducta como una respuesta manifiesta mediante el proceso de conversión.
Tulving (1983)
denomina experiencia de recuperación a la conciencia subjetiva de la
información eufórica de la persona que recuerda. La experiencia mental de
recuerdo son imágenes mentales y conciencia: cuando una persona recuerda un
hecho pasado tiene una imagen mental de él y es consciente de que se trata de
una réplica de lo que ocurrió en cierta ocasión. De esta forma, el acto de
recuperar un determinado episodio puede concluir con la experiencia de
recuperación, pero en ocasiones la experiencia de recordar no es consciente
directamente y se convierte en conducta en las tareas no-deliberadas o
implícitas.
El fenómeno del Olvido.
La memoria es una función del cerebro y, a la vez, un
fenómeno de la mente que permite al organismo codificar, almacenar y evocar lainformación del pasado. Surge como resultado de las conexiones sinápticas repetitivas entre las neuronas, lo que crea redesneuronales (la
llamada potenciación a largo plazo).
La memoria permite retener experiencias pasadas y,
según el alcance temporal, se clasifica convencionalmente en: memoria a corto plazo(consecuencia de la
simple excitación de la sinapsis para reforzarla o
sensibilizarla transitoriamente), memoria a mediano plazo y memoria a largoplazo (consecuencia
de un reforzamiento permanente de la sinapsis gracias a la activación de
ciertos genes y a la
síntesis de las proteínascorrespondientes).
El hipocampo es la parte
del cerebro relacionada a la memoria y aprendizaje. Un ejemplo que sustenta lo
antes mencionado es la enfermedad de Alzheimer que ataca las neuronas del
hipocampo lo que causa que la persona vaya perdiendo memoria y no recuerde en
muchas ocasiones ni a sus familiares.
En términos prácticos, la memoria (o,
mejor, los recuerdos) son la expresión de que ha ocurrido un aprendizaje.
De ahí que los procesos de memoria y de aprendizaje sean difíciles de estudiar
por separado.
Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de
rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan
redes asociativas relevantes en la memoria.
Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de
distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos,
la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, a fin
de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.
Conductualmente, las emociones sirven
para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan
hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las
emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y
poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación
entre individuos, grupos y culturas.
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